viernes, mayo 04, 2007

A putear con ganas !

Me encuentro nuevamente antes ustedes para contarles la seguidilla de problemas bizarros que no solamente ya me tienen los pelos de punta, las tetas por el piso, el culo desgranado (??) y las rodillas lastimadas, sino que ademas me hacen replantear seriamente el volverme a convertir en una de tantas "vacas" que viajan en el transporte público.
Como ustedes saben, el amor de mis pies (porque el de mi vida no tiene carburador ?¡?) se llama AGAPITO y se jacta de ser un Fiat 600 modelo '82.
Quienes en algun momento de su vida decidieron, como yo, que era una buena opción para dejar de olerse a si mismo al llegar al trabajo/facultad/etc y reconocer olores corporales que no eran los propios, sabe bien de que estoy hablando.
Hay que ser sinceros... a primera vista parece una solución aceptable hasta que eventualmente empiezan los problemas. Los míos en el último mes han pasado ya de ser terribles a catastróficos. Perdí clases, presentaciones de trabajos practicos, muestras de propiedades (mierda.. este mes tampoco voy a ganar un mango) y salidas por esperar una puta grúa. Porque no nos olvidemos tampoco que al ser un auto considerado "de coleccion" (que lo parió, es un auto mas joven que yo y ya es de colección.. y yo que mierda soy entonces?? ) no hay seguro decente que se haga cargo de él y por ende el tiempo estimativo de espera del remolque es de 3 horas... SIIIIII !!!! 3 horas !!!!!
Así que sin demasiado esfuerzo pueden ustedes saber como viene la secuencia cada vez que tengo un desperfecto AGAPITISTICO (?).
Durante los últimos dos meses, el Agapito se ha llevado alrededor de 1300 mangos en arreglos y repuestos y alrededor de 40 mangos en grúas (o se creían que encima eran gratis ehh??) sumado a horas de espera y puteadas varias.
Sin embargo, esto no sería nada si no fuera por alguna que otra situación extraña en la que me he encontrado últimamente.
El “sumun del sumun” (o como caZZo se diga) ocurrió cuando, luego de dias enteros de lectura y preparación de un trabajo práctico para la facultad, mi pie, desesperado por moverse, patea los cables de la computadora logrando un temporario “apagón” que en el momento no pareció importante a no ser por no haber guardado el trabajo en cuestión. –“Uff.... no importa… seguro que queda en los temporales” se dijo una Melisa despreocupada. Ete aquí la sorpresa melisiana cuando luego de encender su “maquina maldita” se encuentra con que de archivo nada y de temporal menos. –“COÑOOOOOO ¡!!! MIERDA!!!!! CARAJOOOOOOOOOOOOO!!!!!”. Cinco de la tarde, no hay tiempo para hacerlo de nuevo y entregarlo hoy mismo… (repetición de las puteadas arriba mencionadas).
Siente de la tarde, Melisa en la facultad… -“Roffé… y su trabajo??” … -“mmmmmm.. estemmm….” Aquí es donde las películas cumplen con su cometido y se me cruzaron por la cabeza miles de excusas pelotudas que evitarían que mencionara mi gran y patética estupidez (además de mi mala suerte). “Se la comió el perro profesora”… “Mi hermanito menor inexistente la rompió”….”Me robaron en el colectivo y lo único que se llevaron fue el trabajo”… “Me equivoque y lo usé de papal higiénico (¿¿)”… Luego de semejante menjunje (ayyy… se me cayó el documento... me lo devuelven por favor?? o.0 ) de pensamientos incoherentes decidí sin más, que no había nada mejor que decirle la verdad y esperar que no sólo lo creyera sino que se compadeciera de mi.
- “Mmmm… no quiero mentirle, la verdad es que cuando estaba terminándolo hoy a las 5 de la tarde, patee los cables de la computadora y cuando volví a abrirla no quedó ni guardado en los archivos temporales. Si, lo se… fui una estúpida porque no lo guarde pero todavía no estaba terminado… disculpe” (Carita de “me arrepiento terriblemente de mi pelotudez crónica, mis olvidos inexcusables y mi maldita patetica mala suerte”)
Lo que vino después fue simplemente una carcajada de 17 minutos y medio que provocó, al principio, un asombro desmedido, luego una tormenta de puteadas y finalmente, luego de que mi profesora me dijera (obviamente sin parar de reirse) -“A mi me ha pasado.. es un garrón” , una invitación a tomar un café como medio de disculpas por la cantidad de improperios que le propicié esperando que se lo tomara con humor y no me colgara la materia por los siglos de los siglos.
Gracias a la “pacha mama” (como buena torito que soy … no hay elemento más grande que este) no sólo no me colgó la materia (espero) sino que me dio una extensión.
Sin embargo, el mal gusto de la situación todavía quedaba en el medio entre mi garganta y mi estómago, y esto fue peor cuando casi al terminada la clase un queridisimo compañero dice : -“Mepa que va a llover” y sin que haya pasado un segundo luego de tremenda declaración se escucha un gran trueno que hace retumbar los vidrios de la facultad. Nuevamente aparecen los improperios –“Pero la connnnchadelaloraalcuboycontuviejaentanga… tenias que decirlo no?? Pedazo de sheeeeeeeeeewo y la que te pario”. Silcencio abismal…
Veintidós treinta y cinco, salgo de la facu… lluvia torrencial y por primera vez en mi vida universitaria no lo había dejado en la puerta sino a una cuadra… -“Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ¡!!!! Encima de que lo dejé lejos seguro que este hdp no sólo no arranca sino que está inundado.. CARAJOOOOOOO ¡!!!”.
Sin demasiada expectativa de volver a mi casa en las proximas 3 horas y media (contando lo que tardaria en llamar a la grua y volver con ella) camino bajo la lluvia hasta donde me esperaba mi “hijo bobo”. Por suerte, luego de mojarme hasta en lugares donde no pensé posible que llegara la lluvia, mi “Corky personal” no estaba inundando y encima arrancó. Ok…. Tampoco es que no hubo problemas, pero digamos que el tener que seguir mojandome por mantener la ventanilla abierta para evitar que se me empañara el parabrisas, que mis pies nadaran en un lago por lo recien mencionado, que mi carpeta no sirviera más por parecer la obra de un impresionista gracias al agua y el saber que tendré que empezar nuevamente mi trabajo si es que deseo aprobar dicha materia no fue suficiente como para quitarme el buen humor (tomando en cuenta tambien que ya no me quedaban puteadas originales o nuevas para expresarle al mundo).
Veintitrés y quince ya estaba en mi casa, más mojada que aquaman y con menos voz que Ileana Calabró pero aunque usted no lo crea, mas relajada que nunca.

Moraleja… “cuando el mundo se empeña en hacerte pasar un mal día, putear es la única salida”!

Que la orina de dinosaurios y las puteadas estén con ustedes ¡
Hasta la próxima